Desapareciendo.
Tu queriéndome encontrar así, yo viéndote
a los ojos con mi alma destrozada, arrastrando entre las migajas, mi vida. No tienes
idea de cuantas veces quise gritarte que no lo hicieras, que dejaras que las
horas sangraran mis pensamientos, que dejaras que me arrastrara sin
remordimientos por la vida, por el tiempo, nada era suficiente en ese entonces
y ahora solo me deja un vacío, un vacío tan inmenso que no imaginas el acantilado
tan grande que tengo bajo mis pies y que solo basta un impulso, sólo uno.
No es quizá. Es probablemente lo que
quiero hacer y no, déjame ver más allá de lo que me has dicho, deja que
interrogue a quien fuiste, para encontrarme de nuevo con ese alguien que
dibujaba todos los días con colores diferentes mi vida, deja que de nuevo pueda
sentir las olas del mar bajo mis pies y pueda elevarme como lo hacía antes con
alas de aves, como esa hoja del árbol muerta que se deja arrastrar por el
viento sin resistencia.
Me motivas solo a mirar hacia atrás,
porque ahí paso algo que no descifro, porque tu tenías el poder de hacer noches
mis días y ahora que avanzo, no veo el camino delante mío, sé que algo paso, a
ojos cerrados continuo, ¡Déjame!... deja que encuentre mi pasado al lado del
tuyo.
Mira bien mis ojos, corre de
ellos la sangre de mi llanto, por esconder mi rostro tanto tiempo detrás de una
máscara maldita, que me ha robado años, que me ha quitado sueños, que hace que cuando me vea en el espejo no me
reconozca, ya han pasado muchos años, los he vivido todos como si fuera una
copia barata del peor libro escrito en la historia. ¿Me reconoces?, te pregunto,
no me evadas, ¿quieres tenerme de nuevo arrodillada a tus pies?, ¿sabes de lo
que te estoy hablando?, ¿quieres ser parte de mi historia?, pero no tienes idea
de lo que habla el guion...
Las gotas de lluvia que se
estrellan en el suelo, me distraen de las luces de los faros de estas calles
vacías, no sé cómo llegue aquí, aún respiro, pero me siento anclada al asfalto…
¡déjame volar!, regrésame las alas de aves que me has quitado, no importa si en
mi intento caigo a ese acantilado que en mis sueños lo vi bajo mis pies, tengo
el recuerdo grabado del sabor a sal en mis labios, tengo la sensación de
encontrar en esa imagen la historia perfecta, para intentar no corregir ninguno
de los renglones que han sido escritos por tu mano, déjame de nuevo y entierra
mis pasos en el camino que construí sin retorno.
No le llames historia a esto y no
le cuentes a nadie de mi pasado, de mi presente, de mi vida, deja que vaya
desapareciendo poco a poco como las letras de un viejo libro escrito entre las
arenas de la solitaria playa, déjame que por última vez y única vez, yo sea
libre.
© Sizem Asleck