miércoles, 18 de enero de 2017


Horas tristes


No es el tiempo el que realmente importa, hemos pasado horas y horas distantes, pero has viajado de un tiempo remoto, que no se construye, que no se siente, que solo se deja arrastrar por una tormenta de pensamientos imprecisos.

Solo tengo una imagen de ti, que me obsesiona, no he escuchado tu voz, no he olido el aroma que despides al sonreír, pero cuando apareces de la nada, mi cuerpo se cimbra, me abraza la tristeza de saber que no estamos en la misma dimensión, que serás compañera de alguien más.

Que dejaras que sea otra la voz que encante tus sueños, que serán otras horas en tu cuerpo las que lo recorran, la tristeza inevitablemente, me arropa en todos mis pensamientos y yo solo puedo dibujarte en mi mente.

Imaginarme, que en algún momento me escapare de donde estoy y podre sentir la suave y tersa mirada de tu rostro, que tendré más de un instante para dibujarte una vida contigo, entonces dejaré que me abrace con todas sus fuerza ese sentimiento que le llaman amor.

© Sizem Asleck

domingo, 15 de enero de 2017


Esencia.


Es difícil pensar, que dejen de sorprenderme los atardeceres tan coloridos que se pintan entre el mar y el cielo, dibujo cada uno de ellos en mi mente y dejo volar al tiempo entre alas de aves, su inocente grito se trasforma con la brisa, en la mejor música escuchada en el universo. Me hace recordar… nostalgia le llaman, por no poder regresar a ese inicio, decían que cuando un caminante parte sin rumbo, por alguna razón retorna al punto de donde partió.

Deje mis pasos ahí, tu sonrisa fue la mejor distracción para olvidar, que traía cargando mis años en esa maleta, que le han llamado vejez, no caminaba sola, venía a mi lado la inocencia de existir,  de creer que jamás sería presa del tiempo, de creer que con un movimiento de mi mano, haría que el río cambiara de dirección y permitiera que una tierra árida recobrara vida al ser mojada en sus aguas. Nadie me platico que mi vida sería andar en Escarpadas y que un día me pararía al filo de un acantilado creyendo que tenía alas y podía volar.

Fui un badaluque, con una mochila llena de sueños, recorrí cada miseria en las calles que creía llenas de gente y como un saltimbanqui, me adueñe de ellas, en mi demencia creía ser la mejor pianista que jamás la historia había escuchado. Cerré mis ojos y como una visión, vi delante de mí un dromedario, tan tranquilo hasta parecía sonreírme, inefable me deje llevar por él, como si el supiera en donde yo había estado y ahí tenía que regresar, porque sabes, cuando una persona ya vivió una historia, aunque ya no esté más en ese lugar, sigue estando ahí.

© Sizem Asleck



Mentiras.

Yo te juzgue, muchas veces deje que de mis labios salieran historias desagradables para describirte, deje que mis manos plasmaran en hojas en blanco leyendas que ni siquiera sabía que existían o si tenían algo que ver contigo.

Cometí perjurio, al ocultar entre palabras secas lo grande que tu habías sido, dejando que en tu manual de vida apareciera yo. Dejé que cargaras con parte de mí pasado por muchos años, haciéndote creer, que un día lo borraríamos para escribir algo mejor, te mentí, te hice soñar con viajes que no realizamos, te hice creer que sabía cómo era el futuro y lo dibuje para que no dejaras de creer en mis palabras.

Intente moverme a tu ritmo y disfrace mi lentitud para que no vieras que caminabas sola, tú susurrabas creyéndome a tu lado, con la distancia yo no escuchaba tus palabras, yo entre gritos te hablaba y te contaba de miles de historias, promesas que solo eran mentiras.

Sí, yo te juzgue, y hasta este momento me doy cuenta, que no era de ti, que no era a ti a quien mentía, cada palabra salida de mí, se quedó pegada a mí, yo la viví, yo la hice historia y sin saber entre mentiras… tú fuiste feliz, porque creías en mí.

©Sizem Asleck


Desapareciendo.

Tu queriéndome encontrar así, yo viéndote a los ojos con mi alma destrozada, arrastrando entre las migajas, mi vida. No tienes idea de cuantas veces quise gritarte que no lo hicieras, que dejaras que las horas sangraran mis pensamientos, que dejaras que me arrastrara sin remordimientos por la vida, por el tiempo, nada era suficiente en ese entonces y ahora solo me deja un vacío, un vacío tan inmenso que no imaginas el acantilado tan grande que tengo bajo mis pies y que solo basta un impulso, sólo uno.

No es quizá. Es probablemente lo que quiero hacer y no, déjame ver más allá de lo que me has dicho, deja que interrogue a quien fuiste, para encontrarme de nuevo con ese alguien que dibujaba todos los días con colores diferentes mi vida, deja que de nuevo pueda sentir las olas del mar bajo mis pies y pueda elevarme como lo hacía antes con alas de aves, como esa hoja del árbol muerta que se deja arrastrar por el viento sin resistencia.

Me motivas solo a mirar hacia atrás, porque ahí paso algo que no descifro, porque tu tenías el poder de hacer noches mis días y ahora que avanzo, no veo el camino delante mío, sé que algo paso, a ojos cerrados continuo, ¡Déjame!... deja que encuentre mi pasado al lado del tuyo.

Mira bien mis ojos, corre de ellos la sangre de mi llanto, por esconder mi rostro tanto tiempo detrás de una máscara maldita, que me ha robado años, que me ha quitado sueños, que hace  que cuando me vea en el espejo no me reconozca, ya han pasado muchos años, los he vivido todos como si fuera una copia barata del peor libro escrito en la historia. ¿Me reconoces?, te pregunto, no me evadas, ¿quieres tenerme de nuevo arrodillada a tus pies?, ¿sabes de lo que te estoy hablando?, ¿quieres ser parte de mi historia?, pero no tienes idea de lo que habla el guion...

Las gotas de lluvia que se estrellan en el suelo, me distraen de las luces de los faros de estas calles vacías, no sé cómo llegue aquí, aún respiro, pero me siento anclada al asfalto… ¡déjame volar!, regrésame las alas de aves que me has quitado, no importa si en mi intento caigo a ese acantilado que en mis sueños lo vi bajo mis pies, tengo el recuerdo grabado del sabor a sal en mis labios, tengo la sensación de encontrar en esa imagen la historia perfecta, para intentar no corregir ninguno de los renglones que han sido escritos por tu mano, déjame de nuevo y entierra mis pasos en el camino que construí sin retorno.

No le llames historia a esto y no le cuentes a nadie de mi pasado, de mi presente, de mi vida, deja que vaya desapareciendo poco a poco como las letras de un viejo libro escrito entre las arenas de la solitaria playa, déjame que por última vez y única vez, yo sea libre.

© Sizem Asleck

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