domingo, 15 de enero de 2017



Desapareciendo.

Tu queriéndome encontrar así, yo viéndote a los ojos con mi alma destrozada, arrastrando entre las migajas, mi vida. No tienes idea de cuantas veces quise gritarte que no lo hicieras, que dejaras que las horas sangraran mis pensamientos, que dejaras que me arrastrara sin remordimientos por la vida, por el tiempo, nada era suficiente en ese entonces y ahora solo me deja un vacío, un vacío tan inmenso que no imaginas el acantilado tan grande que tengo bajo mis pies y que solo basta un impulso, sólo uno.

No es quizá. Es probablemente lo que quiero hacer y no, déjame ver más allá de lo que me has dicho, deja que interrogue a quien fuiste, para encontrarme de nuevo con ese alguien que dibujaba todos los días con colores diferentes mi vida, deja que de nuevo pueda sentir las olas del mar bajo mis pies y pueda elevarme como lo hacía antes con alas de aves, como esa hoja del árbol muerta que se deja arrastrar por el viento sin resistencia.

Me motivas solo a mirar hacia atrás, porque ahí paso algo que no descifro, porque tu tenías el poder de hacer noches mis días y ahora que avanzo, no veo el camino delante mío, sé que algo paso, a ojos cerrados continuo, ¡Déjame!... deja que encuentre mi pasado al lado del tuyo.

Mira bien mis ojos, corre de ellos la sangre de mi llanto, por esconder mi rostro tanto tiempo detrás de una máscara maldita, que me ha robado años, que me ha quitado sueños, que hace  que cuando me vea en el espejo no me reconozca, ya han pasado muchos años, los he vivido todos como si fuera una copia barata del peor libro escrito en la historia. ¿Me reconoces?, te pregunto, no me evadas, ¿quieres tenerme de nuevo arrodillada a tus pies?, ¿sabes de lo que te estoy hablando?, ¿quieres ser parte de mi historia?, pero no tienes idea de lo que habla el guion...

Las gotas de lluvia que se estrellan en el suelo, me distraen de las luces de los faros de estas calles vacías, no sé cómo llegue aquí, aún respiro, pero me siento anclada al asfalto… ¡déjame volar!, regrésame las alas de aves que me has quitado, no importa si en mi intento caigo a ese acantilado que en mis sueños lo vi bajo mis pies, tengo el recuerdo grabado del sabor a sal en mis labios, tengo la sensación de encontrar en esa imagen la historia perfecta, para intentar no corregir ninguno de los renglones que han sido escritos por tu mano, déjame de nuevo y entierra mis pasos en el camino que construí sin retorno.

No le llames historia a esto y no le cuentes a nadie de mi pasado, de mi presente, de mi vida, deja que vaya desapareciendo poco a poco como las letras de un viejo libro escrito entre las arenas de la solitaria playa, déjame que por última vez y única vez, yo sea libre.

© Sizem Asleck

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